Y... ¿si nos volvemos a mirar?

al rostro y de costado y de cabeza y...

Y... ¿si nos volvemos a buscar?

entre risas y miedos, en la luna, sin prisa

¿Y si nos volviéramos a amar?

con la frente joven y tinta fresca

en los brazos de un viento perfecto

volvernos a amar, si...

Aquí y en un árbol y en ninguna parte,

pero en tu cuarto, detrás del espejo...

En el papel y en el lago y...

¿Que por qué lo digo?

Por curiosidad, por mi gusto a la ficción.

Dicen, buenas historias de buenas preguntas:

- ¿Me amas?- 

                                         ¿Ves?...

La pregunta incorrecta lo manda todo al carajo

Du Roman

Tibio beso de Andrómeda

Que en la boca, que en el pecho,

Rueda, sin pretextos,  algo ebrio

Rueda quieto, incomprendido

Ebrio de noche y de luna

Rueda en tu vientre y en tu seno

Y en tus brazos y en tus sombras

Rueda ágil, desvergonzado,

Ebrio de noche y de luna

Y se ahoga ya en tu alivio

Descansa entre muertes de sal

Tan tuyo y mío, nuestro

Beso de infusión y copal

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Nocturna intimidad turbia

Madruga en invierno esquivo

Aún con quereres frescos

Aún con el vino tinto

Mas las rosas han de caer

Breves, agónicas; tiempo

El florecer no ha de tardar

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 Clichés de cama que abrigan

Al sueño; calor ajeno

El frío se cura en tu vientre

El pudor, en  suicida tacto

En la cintura breve que viste

Ahí se arrullan Venus y el tiempo

Se arrullan cielos y lunas calizas

Se arrullan sueños; planes al olvido

¿Sabes? a veces pienso mucho en  ti nocturnal

A veces pienso mucho, ¿me traes un café?

¿Y si me traes un café? Y que sobre tiempo

Negro, lo tomo negro y quizá con whisky

Tibio, tibio pero que sepa a tu beso

Que se transfigure en amor por la espera

Y que de intimidad, besos y alcohol, no

Ya no se sepa más de amnesia por vivir

Espero al amor

Espero al amor a un costado,

De lado, de cabeza, volteado

Lo espero con rostro viejo, cansado…

Espero al amor con los pies al aire,

Con reloj de arena, tirando castillos,

Dibujando estrellas; siempre agonizando

¿Qué importa? –Dice  el tiempo

Que de muerte no se ocupa

¿Qué importa? –Dice el cielo

Y dice Dios y dice el Diablo

Y dice el Quijote y dice Sancho

Pero bien que importa…

Tanto importa que le espero

De pies cruzados, a brazo abierto

De tacto tierno; como el de hiedra

¿Tanto importa que le espero?

O  ¿tanto espero que ya no importa?…

Espero al amor añejo y así le dejo los días, los años…

A que tome sabor con los siglos o se olvide de él mi cuerpo.

Antes de la soga

Hoy necesité un beso tuyo

Uno de esos cálidos, trémulos.

De esos con trocitos de alma

Que aliviaban mi olvido de Dios

Hoy necesité tu pizca de aliento

Necesité tu sueño; mi esperanza.

Necesité tus esperpentos afroditas

Necesité de tu llanto; tu cordura.

Me quedé sin luz de ambición

Sin prisa de muerte o vida

Me quedé en boca bohemia

En un sinsabor nihilista, sin ti

Hoy sencillamente perdí

El sabor de tu beso último

Y necesité más que nunca

De la verdad en la sangre de tus labios

Pero no fue de tu vientre

De donde callé mi boca

Ni fue tu cintura precisa

En la que encarné mis dedos

No fueron tus ojos, ni tu pelo

Ni fue el tacto del maná en tu mirar

No fue tu alma ni tu cuerpo

No, no fuiste tú a quebrantar

El nudo incesante de la soga en mi cuello…

No, no fue nadie. Ni el viento ni la luna.

                                                  "Nostalgia y Melancolía"