miércoles, 23 de noviembre de 2011

I



Pero mi boca queda seca
Tu rincón azotado contra el alma
Marea, me arrastra, melancolía
Eterna, mi boca… se quiebra

Se desgaja en pétalos de miedo
Y se muere con los restos de ti
Los rostros de tinieblas asfixian
Las palabras no son las de ayer

No son las de atardecer
Ni las del lirio, compasivas
Ni las de fuego, o lluvia
Son frías, extasiadas de agonía

Y me inundan en lágrimas blancas
Plenas, llenas de sal y martirio
Lágrimas de grava y arena, duras
Desgarrándose un grito de libertad

1 comentario:

  1. Javier, ya sabes. No obstante pienso que muchos poetas están en constante sufrimiento.

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